12/30/2012

Por eso no podéis

"No podéis culparme. No, no podéis. Sé que hay muchas causas por las que podríais culparme, pero lo haréis por aquellas que no no son en absoluto veraces.

No podéis culparme por haberme equivocado, si, llegado el caso, cometo un error.  Porque somos personas,  todos nos equivocamos. Yo me habré equivocado en un intento de progreso, de búsqueda del bien común e incluso a costa del propio sacrificio personal.

No podéis culparme si derrocho el tiempo, si invierto demasiado en detalles de poca relevancia, si me entretengo, si luego corro. Porque ya lo he calculado todo, porque es mi tiempo el que derrocho.

No podéis culparme si mi ambición es demasiado extensa, demasiado difícil de abarcar, por que yo puedo con ello. Vosotros podéis, y de hecho, porque demostraré que se puede. Porque voy a cambiar el mundo.

No podréis culparme si, al cabo, planté mis esperanzas donde supe que no crecerían, porque sabía que en ningún sitio crecerían. No podéis culparme por no quedarme de brazos cruzados, por abandonarme a una ridícula ilusión, a un fruto que quizá nunca ha de llegar,a la flor que nunca ha de lucir, a la espanza, la ilusión y al devenir.

Yo no creo en el destino, creo en el trabajo y la constancia. Y si estáis aquí conmigo, apoyándome, pese a lo absurdo de todo esto, es porque vosotros, si acaso en el fondo, también pensáis así, confíais, quizá de forma vaga y desesperanzada, que no estoy tan loca, que no son solo delirios de grandeza, que realmente hay un plan, que el trabajo realmente merece la pena. Pensáis, al cabo, que tengo parte de razón, y compartís,  aunque solo sea pues, en parte, mi causa. Esta causa perdida y desesperanzada, que me llena de alegría y de ilusión.

Y por eso no podéis culparme.


Khaelara  Dl Khal'Ashamaid"

Los Ecos de la Venganza
Carlos Garrido

12/20/2012

El arte de manipular la información (I), narrativa fantástica y consejos para escribir (I) (entrada larga).

Buenos días!!

Antes de comenzar con la entrada propiamente dicha, aclararé que no me refiero al tipo de manipulación que ejercen muchos y determinados medios de nuestra sociedad actual de contar verdades a medias o fuera de contexto; eso no es manipular la información sino mentir y desvirtuar; yo voy a hablaros de algu decididamente mucho más sutil, y es manipular la forma en que nuestro receptor interpreta nuestra información.


Aclarado eso, paso al segundo punto, en que relaciono esto con la escritura, concretamente con la narrativa, o la prosa propiamente dicha.

Personalmente, me gusta escribir porque la mayoría de las veces no se cómo termina mi historia; solo cuando me ciño al hilo de una novela larga tengo cierta idea de la pauta que quiero seguir, y aún así escribo bastante "al tun tun", sin saber qué es lo que sale. 

Una vez que has escrito algo, puedes releerlo. Según lo has hecho o algún tiempo después, incluso mucho tiempo después. La mayoría de las veces que releo algo, voy viendo cosas y pienso "esto podría cambiarlo por esto otro, y quedaría más natural" o "Eso quizá queda un poco forzado o fuera de contexto" y trato, si no ando muy vago, de mirar como puedo dejarlo más pulido. Otras veces, las menos, supongo, lo leo, y mientras paso por la línea esbozo una media sonrisa. Creo que el objetivo de la primera situación es llegar a la segunda. Buscar algo que te haga pensar "Joder, eso es ingenioso" , "qué emotiva es esta escena" o cualquier otra que, en definitiva, pueda alterarnos un poquitito, que no nos haga pasar por cada línea como si nada.

Mucha gente dice, y con razón, que la narrativa fantástica está muy quemada, que leído un libro leídos todos, y comentarios en general así. No podría estar más de acuerdo con ellos; tenemos por un lado la "Fantasía clásica", con representantes como los libros de Tolkien o los relativos a la saga Dragonlance, que a pesar de ser más moderna sigue los "tipos" clásicos de un tipo que es un don nadie coge a sus amigos y termina salvando el mundo cada jueves por la noche.

Es cierto que estos libros, en general, nos resultan mucho más interesantes cuando somos más jóvenes que a partir de una determinada edad, a partir de la cual empieza a cumplirse lo de "visto uno vistos todos"

Por otro lado tenemos la fantasía moderna, que ha ido evolucionando en vertientes claramente diferenciadas y apoyándose en diferentes puntos fuertes en cada caso; bien en argumentos que enganchan desde el primer momento, bien por ser muy tensos o suficientemente misteriosos, bien en invertir en "culos y tetas", en romper cánones o en una narrativa fresca y fluída; cada autor tiene su estilo o sus estilos, y quizá aquí podría residir el "punto que salva" determinadas escrituras sobre fantasía.

Personalmente he leído durante algunas cosas durante los últimos años, y he recomendado libros a mis amigos y por lo general siempre han tenido buena aceptación. Dicho eso, no soy ningún erudito y estoy seguro de que hay maravillas por ahí que ni siquiera conozco y de las que quizá podría aprender muchas cosas.

No obstante, entre los estilos que he ido viendo y buscando para poder aprender, destaco a Andrzej Sapkowski, de quien me he léido una trilogía de 7 libros y he comenzado con otra de 3. Puedo decir que su estilo me ha enamorado, y que, aunque sigo buscando siempre nuevos estilos para poder aprender y ver cosas diferentes, de momento estoy donde estoy.

Recientemente he empezado a releer su obra, que leí por primera vez hace unos tres o cuatro años, y puedo apreciar cosas que antes no apreciaba. Aquí es donde volvemos al punto inicial de manipular la información.

Cuando lo lees, simplemente sonríes y sigues, pero cuando lo analizas, puedes ver la capacidad que tiene para poder meter en situación al lector mediante descripciones dinámicas, o para construír en un instante un momento intenso y precioso y contrastarlo en la siguiente línea con una aplastante dosis de realidad. Sin que resulte cruel, sin necesidad de matar protagonistas cada dos por tres, ni de meter los típicos romances de "Ambos se quieren pero ahora uno puede y la otra no mira, uy luego ella mira y él ya se ha ido y así hasta el final del libro", ni otros "recursos modernos" que se vienen empleando de hace largo.

"Recientemente" se ha creado una corriente fantástica "anticlásica", en la cual, en contraste con los don nadies que se van a salvar el mundo, se encuentra un protagonista que se acerca más bien al tipo "antihéroe",y se han venido dando unos "nuevos recursos" que de nuevo vemos en cada novela, serie o película, con lo que se ha creado un nuevo tipo de "recurso clásico llamado anticlásico".

Lo que me gusta de Sapkowski es que tiene una facilidad increible para romper con lo esperado; es capaz de plantear un asunto, que el lector puede relacionar automáticamente con el recurso clásico o el "anticlásico-clásico", y resolverla de una forma que realmente no es algo que hubieses imaginado.

 Plantea un protagonista principal que ni es el héroe clásico ni el antihéroe moderno, si bien se puede acercar más al segundo, y que no es para nada un personaje plano. Se aleja además de los tópicos idealistas de uno y otro extremo y presenta un personaje realista que además siempre está contrastado con unos u otros compañeros, con lo que plantea siempre diferentes enfoques de una misma cosa, mostrando que ninguno es necesariamente más cierto que el otro, combinando las escenas más profundas con una realidad chabacana y dura, sin abusar nunca de un tipo de recurso para enganchar al lector.


O dicho de otra forma; sorprende.

Quedan pocas cosas que sorprendan; personalmente no descarto el haberme "enamorado" de este autor porque plasma de una forma difícil de describir lo que yo pretendo hacer con mi escritura; en el libro que estoy intentando escribir yo, tenemos como personaje principal a una chica joven y desengañada, con un fondo suficientemente profundo como para que os lo comente en otro momento.

Podemos decir que es, en general, cínica y pesimista, y que al principio de este libro la encontramos en el papel de terrorista idealista. En contraste, sus compañeros (compañeros de un clan de asesinos) serán dos enanos hermanos, quienes la han apadrinado años atrás en ausencia de su maestro; un ingeniero y un asesino retirado, completamente diferentes entre sí, que no se soportan y que al mismo tiempo la quieren como a su hija. Formará parte de la compañía, aunque con apariciones meramente puntuales, una arquera exiliada de su patria, quien destaca por tener un notoria pragmatismo y no compartir de ninguna manera la causa que propone nuestra protagonista. Le sumamos un químico, amante de la vida y de las mujeres, maestro del disfraz y siempre con un optimismo ácido y arrogante, y por último el miembro clave del clan: un asesino a sangre fría a quienes sus compañeros respetan más por su experiencia que por su calidad como compañero. Frío y callado, desapegado por naturaleza y también desengañado de la vida. Me gusta el punto que reside en que aunque en principio la protagonista y este personaje pueden percibir la realidad de una misma manera, la forma de ser y los principios de cada uno les llevarán a conclusiones realmente diferentes; considero que es un contraste que remarca las diferencias radicales entre algo que a primera vista puede parecer exactamente igua.


Mi punto, pese a que los miembros de la compañía que he mencionado en este párrafo pueda sonar a nada de otro mundo o a algo no demasiado original, es tratar de tener siempre una vía para sorprender al lector, hacerle dudar de que realmente sabe lo que va a pasar (y terminar haciéndole asumir que, aunque lo parezca, siempre terminará viendo que no).


Por ejemplo, comento un recurso que he visto que pocos autores utilizan, y es el intercalar las descripciones con cualquier suceso; de forma que la descripción no se hace apelmazada, la atención del autor no se disipa (es un hecho admitido que cuando una descripción es demasiado larga, llegando hacia la mitad estás leyendo sin saber casi lo que pone) y además le da un cierto dinamismo, de forma que mientras describes una escena o se realiza un diálogo no se tiene esa impresión de "escena plana" en la cual da la impresión de que el entorno de la acción se descuida (caso del diálogo) o se detiene (caso de la descripción).

Son detalles que parecen una tontería y de hecho si no te lo propones, no te das cuenta por más que lo veas una vez tras otra. Asímismo, la repetición exagerada de cualquier recurso, este incluido, hace que dicho recurso sea demasiado evidente, rompa el ritmo de la narración y en definitiva, "queme" el estilo.
Destaco que en este recurso, se puede intercalar tanto tonterías de una línea como varios párrafos seguidos, y luego continuar la línea narrativa. De esta forma se puede lograr un efecto de introducción más lenta o simplemente de continudad de la acción. Por ejemplo, en lo último que he escrito ayer (me da pereza buscar buenos ejemplos, lo siento) podemos encontrar un inciso bastante largo;  conecta la descripción de la taberna donde comienza el capítulo, lo que, de por sí, puede parecer bastante banal, aburrido y visto mil veces, de forma que tanto la introducción como el inciso se hacen de forma poco detallada, intentando ser rápido pero no descuidado, y tratando de no dar esa sensación de "Descripción de una escena congelada", sino una introducción gradual.

"En la taberna del Oso Leproso no había unas paredes tan buenas como las del Dragón Dorado; ni aislaban tanto del frío exterior ni acallaban el tenebroso aullido del viento, y las ventanas rotas  parcheadas con tela  mal pegada ayudaban poco o nada al recordárselo una y otra vez a sus huéspedes e invitados.

Sin embargo, los propietarios se las habían ingeniado para tener la tarbena mucho más llena que el lujoso establecimiento del dragón, y aventajarse así en la disputa ancestral que enfrentaba a las dos tabernas: el precio de la cerveza, los licores y otros bebedizos era con mucho más barato, si bien las quejas por la bebida aguada también eran más frecuentes. Por otro lado, se había construído una tarima de aspecto poco estable y de hecho más bien poco espectacular, lo que, sin embargo, no achantaba a borrachines, vendedores ambulantes y pordioseros dispuestos a contar alguna historia a cambio de una o dos bebidas por cortesía de su audiencia. Nada más lejos de la realidad; se diría que el aspecto demacrado y peligroso de la tarima incluso animaba a los más enfervorecidos, a menudo ayudados por la iniciativa que conceden las diversas y deliciosas bebidas de carácter espirituoso, encontrándose en ocasiones aquellos que incluso se subían de pie a la tarima y bailaban como sin ello les fuese la vida.

Parte del mérito había que atribuírselo también a los músicos que se hospedaban en el Oso, pues aunque se decía que estaban vilmente explotados, muchos acostumbraban a pasar semanas enteras allí. Al fin y al cabo, a veces era más cómodo quejarse de estar explotado que tener que ganarse la vida. Y quien no estuviese de acuerdo, probablemente era uno de esos malditos idealistas. O al menos, eso decían. El caso es que por una u otra razón, la descuidada y haraposa posada del Oso Leproso estaba a rebosar día sí y día también. El tabernero bendecía al turismo y la guerra, y para él era todo lo que le bastaba saber para poder sentirse tranquilo con su negocio lleno.

Una moza rolliza cruzó el salón sorteando con habilidad mas mesas y sillas dispuestas de forma más bien caótica, mientras iba dejando en alguna que otra mesa diversas jarras y recogía diversas propinas. Y pellizcos, también recogía muchos pellizcos en el trasero, si bien los más conseguía evitarlos.

Se veía en sus andares ese tipo de destreza que se adquiere mediante la repetición y perfeccionamiento de una única labor durante muchos años. A Khaelara, de hecho, se le antojó curiosamente parecido a la capacidad que tenían los monjes de las montañas para realizar complicados movimientos sin mostrar el menor signo de dificultad.

“Años de maestría” pensó para sí misma mientras apuraba la jarra. Cuando la moza rolliza pasó junto a ella, la chica le encargó rellenar su jarra y le dejó una propina sobre la mesa. También le pellizcó el culo, para no deshonrar aquella ancestral tradición que al parecer se venía practicando en el local"


 Y ahora dejo ya, antes de terminar esta tochoentrada, un ejemplo de los incisos cortos intercalando un diálogo largo, también de lo cuasiúltimo que he escrito y pidiendo perdón por no ponerme a buscaros un ejemplo mejor; es el comienzo de mi capítulo 5º y en todo él se puede apreciar el ejemplo que os comento, de en este caso introducir comentarios banales para evitar que un diálogo ininterrumpido y demasiado largo adquiera un tono innecesariamente dramático o subrrealista. No hace falta leerlo entero para apreciar el recurso que os comento, pero he metido hasta el primer cambio de escena.


Link 

Y dicho eso, ya me despido por hoy, y mis más sinceras felicitaciones a quienes se hayan leído la entrada entera.

Un saludo, un abrazo y lo dicho... gracias por leer.


Carlos Garrido

12/02/2012

"Voy a cambiar el mundo"

Es una frase que recientemente estoy utilizando, tanto en escritura como en persona. Y puedo decir que me gusta, porque suena a un tiempo esperanzadora y cargada de seguridad, pero también difusa e irrealista. Cuando lo dices, la gente sonríe, y te pregunta con tono de burla "¿Ah si?¿ Y cómo piensas hacerlo?" Y tu sonríes, y dices  lo primero que te pase por la cabeza; un ideal una mentira bonita, una respuesta sarcástica, lo que sea. Tiene fuerza y encanto, tiene emoción.

Y precisamente eso es; voy a decir que, lejos de querer matar el "misticismo" de esta expresión, cambiar el mundo es fácil. Jodidamente fácil, todos lo hacemos, a cada segundo que pasa. No voy a explicaros la cantidad de cosas que afectan a nuestra vida sin que nos demos cuenta; en parte porque me pondría a llenar caras de word, y en parte porque poniendo todas las que conozco, seguramente no estaría poniendo ni la mitad.


 Así es la vida, absurda, entrincada y difusa. Y volátil.


Sin embargo, os voy a citar un par de cosas que aunque todos sabemos, no tenemos habitualmente en cuenta. Sin ir mas lejos, nuestros gustos musicales afectan radicalmente a nuestra personalidad; de hecho existen estudios de sociología que relacionan patrones de personalidad con los tipos musicales que se escuchan habitualmente, de la misma forma que nuestra ocupación también modifica la estructura de nuestro cerebro, influyendo así de una forma sutil en nuestra forma de interpretar nuestro alrededor, o sea la vida.


Solo teniendo en cuenta estos dos factores, a los que cada uno se ve sujeto de una forma diferente, podemos establecer "corrientes" de diferencias a la hora de interpretar la vida, de actuar frente al mundo y, si tenemos iniciativa, de cambiarlo. Si no la tenemos, lo cambiaremos también. De una forma más sutil pero no menos importante. A mí, las acciones que pueda efectuar un completo desconocido me pueden cambiar la vida. Otro día prometo (por enésima vez, lo se) hacer una entrada sobre la aleatoriedad a la que estamos sometidos, hace que nuestras acciones parezcan ridículas a la hora de "Tomar las riendas" sobre nuestra vida, ja. Pero ya habíamos quedado en que era absurda intrincada y todo eso.



Así que, tanto si queremos como si no, cambiaremos el mundo, de una forma u otra. Pero vayamos un poquito más allá. La publicidad, las series, películas y culebrones, las novelas y los comics, toda la "cultura del ocio" que nos rodea, modifica también nuestra forma de ser de una forma que dificilmente podemos concebir, quizá porque la mayoría de nosotros no estamos acostumbrados a manejar términos demasiado abstractos, pero creo que todos podemos, en mayor o menor grado, aceptar esta premisa.


E incluso ir un poquito más allá aún. ¿Queréis cambiar el mundo? Volvamos al punto en el que nuestra vida está afectada por la existencia de miles de desconocidos, y sus acciones, que podemos considerar más o menos aleatorias en lo que a nosotros nos concierne.


No creo en el bien, ni en el mal. Y sin embargo, admito que en muchas ocasiones puedo (o al menos, solía) ser  demasiado metomentodo a la hora de meterme donde no es asunto mío. De ayudar a la gente a corregir determinadas cosas, y me direis "¿Si no crees en el bien, como puedes corregir a alguien para que haga una cosa bien?" LLamadlo  instinto, filantropía, egoismo, intuición femenina, como os de la gana. La primera vez que una persona influye en la conducta de otra, es un acto egoista y alocado. Cuando la experiencia dice que, tras hacerlo varias veces, la mayoría de ellas te lo han agradecido más tarde, quizá el acto pasa a ser algo menos difuso, en consecuencia (no en planteamiento). Estáis "cambiando" a una persona. Y esa persona, a su vez, interfiere como parte del "inmenso factor aleatorio" en la vida de muchas otras. Y esas muchas otras, a su vez... Creo que nos hemos entendido.


¿Quéreis saber como pienso cambiar el mundo? De muchas maneras. Siendo un factor aleatorio, quiera o no quiera. Ayudando a las personas que me rodean hacia lo que yo opino que es bueno (altamente discutible), compartiendo mis ideas, e incluso publicando un libro, si al final lo consigo.


Y si no lo consigo, habrá quedado aún todo lo demás. Habrán quedado un montón de cosas por las que, si el tiempo no nos da muchas patadas, me sentiré orgulloso. Muchas personas habiéndome dado las gracias, habiéndome dicho que me quieren o habiéndome llamado hermano. Muchas otras habiéndome insultado, habiéndome llamado frio, egoista o directamente maldito cabrón. A todas ellas las habré cambiado, siquiera un poquito, de la misma manera que ellas me habrán cambiado a mí. Para bien, o para mal. Eso, incluso después de muchos agradecimientos, nunca se puede saber.


Y como no se puede saber si nos dirigimos hacia el bien o hacia el mal, es nuestro deber avanzar. Si nos equivocamos, alguien corregirá nuestros errores, aunque solo sea porque no soportan la situación que les han dejado, aunque sea porque nos odien y quieran deshacer todo lo que hayamos hecho.


Y si no me equivoco, entonces alguien alguien cdeshará nuestros cambios, aunque solo sea porque no soportan la situación que les han dejado, aunque sea porque nos odien y quieran deshacer todo lo que hayamos hecho.


Recordad, la vida es difusa, absurda y retorcida, pero sobre todo volátil, y recordad que, queráis o no, todos, todos vosotros, estais cambiando el mundo, aquí y ahora.


Y no se vosotros, pero yo tengo claro que quiero cambiar el mundo. No se si para bien o para mal, y al cabo, cuando alguien deshaga lo que yo haya hecho, realmente no será importante.


No se si me explico, y no se si mis ideas han quedado quizá demasiado enrevesadas, ni se si os habrá entretenido o si se habrá podido entender siquiera, o incluso si alguien se haya podido ofender.


Pero yo voy a cambiar el mundo.



Carlos Garrido



12/01/2012

"Y renació de sus cenizas..."

"Para alzarse en toda su gloria y esplendor, y surcó los cielos, sembrándolos de luz y colorido, y todos lo vieron y supieron que era el ave fenix. Renacido de sus cenizas, hijo de su propio desastre, de la fatalidad. Final y principio algo que termina, y algo que comienza"

Y es que a veces es necesario el desastre. De la misma forma que en ocasiones es necesario tocar fondo para poder hacer pie y comenzar el ascenso de cero, o de la misma forma que a veces e snecesario derribar los cimientos para comenzar una nueva construccion, a veces es necesario correr al encuentro del desastre... Incluso cuando se corre el riesgo de que tal desastre no exista.


"Y la maravilla quedó grabada a sangre y fuego en la mente de los hombres; pese a todo lo perdido, pese al daño sufrido, solamente ahora eran libres. Libres para obtener el conocimiento producto del resultado de sus pasos. Libres para comprender que, aunque era imposible saber si de nuevo la tragedia caería sobre ellos al probar nuevos métodos, conocían las consecuencias de los métodos que ya habían empleados. Una libertad relativa, como todo en la vida. Pero libertad al fin y al cabo"


Carlos Garrido


11/25/2012

Me senté a esperar

Me senté a esperar tras la victoria, cuando estalló la fiesta y cuando empezó el jolgorio, cuando se repartió la cerveza, cuando los gritos y las risas se elevaron sobre las palabras moderadas.

Me senté a observar, con regocijo, cuando la emoción y la alegría colectiva unieron a todo el mundo en uno, cuando la mentalidad era común, cuando dejaron de haber muchos ruidos y todo se volvió un único alboroto, indiferenciado, alegre, creciente y resonante.


No, gracias, me sentaré a esperar. 

No me uní cuando el alboroto salió a la calle, cuando la celebración se enalteció todavía más.
 No me uní cuando fueron a enseñar su orgullo, a lucir su enseña ni a correr las calles, como si fuesen solo uno.

¿A dónde vais? A reír y a festejar, a beber y a cantar, a bailar y soñar. A aplastar a los vencidos.

Me senté a observar cuando desaparecieron todos los que no eran el uno, la masa, la sinrazón, el orgullo y lo propio, no me uní cuando las risas y los abucheos resonaron sobre los gritos, porque también había risas.


Cuando las risas comenzarn a tornarse macabras y los gritos salvajes, no me uní. Me senté a esperar.


Y cuando todos volvieron ya no eran uno, porque se habían quedado sin vencidos, sin alguien a quien enfrentar. Cuando las voces fueron bajando y las risas se calmaron, cuando la conversación volvió a imponerse sobre el jolgorio, cuando todos quisieron escucharse a sí mismos y no al ruido que hacían como uno solo, me quedé sentado, pensando, meditando y mirando, tomando notas, haciendo dibujos, silvando en bajito. Tanteé mi flauta de hueso, esa que nunca aprendí a tocar.


Cuando comenzaron a mirarse entre ellos, a susurrar a su hermano y gritarle a su vecino, cuando comenzaron a separarse, a dividirse y a odiarse, cuando degeneraron y se asomaron más allá de lo sensato al abismo, no me uní a ellos;les miré.


Y me senté a esperar.



Carlos Garrido

11/17/2012

Dama Blanca

"Las luces perdidas de los faroles se reflejaban en el empedrado mojado.

Olía a ozono, acababa de llover. Ella venía de aquel lugar, casi onírico, donde las ideas se sucedían a una velocidad temeraria, donde alumbraban a uno con indecibles maravillas solo para ser olvidadas al instante.

Allí siempre hacía poco que acababa de llover. A veces, incluso llovía, aunque realmente no había una gran diferencia.

Caminó, con lentitud, hasta la puerta del hogar. Cojeaba, y al llegar no tuvo que picar en la puerta; esta se abrió y ella cruzó el umbral. Al otro lado le esperaba una ancianita que vestía un hábito blanco. La anciana hizo una muestra para que pasase, y ella le concedió una justa reverencia. El dolor mordiente de la pierna se mostró y ella apretó los dientes.

La anciana sonrió.

-Es un detalle que me hayas esperado. Necesario, sin embargo.

-Nada es innecesario en la vida-replicó ella- y lo entenderás, quizá, demasiado tarde, cuando seas vieja como yo, cuando estés cansada como yo, y cuando necesites que otros te lleven...como yo.

-La juventud es propensa a la ignorancia, no te atormentes intentando enseñarme antes de tiempo; cuando llegue mi momento, llegará.

-A todos nos llega-concedió la anciana blanca.

-No lo olvido. Y sin embargo, has venido, com te digo, en vano, pues no voy a llevarte nunca más, a ningún sitio.

-De nuevo-replicó la anciana, esta vez con una mueca dura- es la ignorancia la que habla por tus labios, la que mueve tus manos y guía tus pasos. Es la ignorancia la que se cuela en tu mente y enturbia tus actos.

-Y así debe ser, pues soy joven aún-respondió la chica con no poca seguridad. La pierna, sin embargo, le dolía. Los cabellos canos le pesaban, el brazo le jugaba malas pasadas- así que te ruego que busques tu propio camino. Al cabo, no me necesitas, al igual que yo no te necesito a tí.

-Dices eso como si no hubieses pasado toda tu vida conmigo

-Lo digo porque he pasado toda mi vida contigo.

La anciana balanceó el peso de su cuerpo sobre una pierna y se apoyó en el delgado bastón. Sus cabellos también eran canos, y era igual de alta que la chica. Ella se apoyaba en la pared. Cruzaron las miradas durante unos instantes, y finalmente la anciana chistó de mala gana y la rodeó. Cruzó el umbral. Aquel que separaba aquel lugar conciso y cálido del turbulento lugar de las maravillas, de lo fugaz y del caos, donde el odio de la lluvia perpetua y la luz de los candiles se mezclaban con la calma de la noche y la oscuridad que todo lo engullía.

-Y sin embargo-objetó la anciana dirigiéndole una última mirada, cargada de desdén- me necesitas.

-No te necesito nunca más-respondió ella con un atisbo de furia ahogada en la voz-. Ni a tí, ni a nadie.

La anciana rió. Rió con ganas, desde lo más profundo de su ser, y antes de desvanecerse habló por última vez.

-Cuando dices eso, pequeña, no sabes lo paradójico que suena. Porque tu y yo, créeme, volveremos a encontrarnos. Más pronto de lo que crees.

La chica la miró con dureza y cerró la puerta sin decir nada. Y luego se derrumbó, contra la misma chapa del umbral, jadeando con esfuerzo. El tiempo pasó, aunque fue difícil calcular cuánto. Afuera seguía todo mojado, todo oscuro. La débil luz de los candiles titilaba.

- Buen viaje, Muerte-susurró la chica para sí misma-se que, donde estés me echarás de menos. Como yo te echo a tí...Y sin embargo, mira, mírame-le imploró a la oscuridad, donde nada habitaba más allá del vacío empedrado y las fugaces maravillas- cuando no encuentre el camino, tendré siempre un faro, una fuente de luz pura e indeleble, con tanta fuerza que hasta tú, estés donde estés, podrás verla. Y te diré "¿Mira que alto alcanza y que fuerte luce mi orgullo". He ido a salvar el mundo, y he vuelto sin apenas intentarlo, tras descubrir que tenía razón. Que siempre la tuve, y no se qué es lo que más me asusta. Y sin embargo no me rindo al camino fácil, aún lucho, sin saber con exactitud cómo ni por qué, lucho, lucho como un lobato asustado, como el fuego contra el viento, y mírame, crezco, crezco mientras muero.

>>Porque se que en algún momento nuestros caminos volverán a juntarse; siempre lo han hecho. Y sin embargo, cuando volvamos a vernos, cuando vengas a por mí, luciré con orgullo y romperé las tinieblas.

>>Porque no habré dejado de luchar. Nunca, bajo ninguna circunstancia. Y por eso no te necesito.


>>Ni a tí, ni a nadie-murmuró antes de desvanecerse por completo."


Los Ecos de la venganza
Carlos Garrido

11/11/2012

Carta expiatoria, por Halim Labrador

"He visto cosas que las mentes de muchos hombres serían incapaces de comprender. He recorrido el mundo, visto cosas diferentes, increíbles e incluso disparatadas. Pero solo es mi opinión. Quizá, para otras personas, mi forma de vivir podría considerarse disparatada. De hecho estoy seguro de ello, porque, creedme, para muchas personas, no tendría sentido buscar un lugar alto y alejado, y contemplarlo a la luz de la luna, no tendría sentido buscar en los ojos de la gente cuando se paran ante tí y balbucean con torpeza, no tendría sentido escabullirse entre la multitud de rostros vacíos, sabiendo que tienes un objetivo. Siempre hay un objetivo, aunque se trate de buscar uno. 

¿Os habéis fijado en esas expresiones de muerte en vida? Yo si, y soy el tipo de persona que no puede entenderlo. Aunque muchos me han negado el derecho no en pocas ocasiones de poder considerarme persona, probablemente en un torpe intento de ultrajarme, pero creedme, no podrían estar más lejos de cometer un disparate.

Ellos no podrían entenderme, no saben lo que es tomar parte en la acción, no saben lo que es el sacrificio personal, el avance y la progresión. Para ellos, sacrificarse es sufrir. 

Yo nunca sufro. Y sin embargo, he renunciado a tantas, tantas cosas que quería...pero se que siempre he tenido un objetivo. No voy a decir que haya vivido en pos de la justicia o el equilibrio; me he vendido siempre al mejor postor y he seguido mis propios criterios en cuanto a lo que era o no era justo o razonable.


Pero nunca he sido un rostro vacío, una de esas carcasas que deambulan bajo la luz del sol.

He visto pasear a esos orgullosos hombres, con sus armaduras y sus armas colgadas a la espalda, orgullosos de servir a su causa, pasando ante los pobres muertos de hambre que se amontonan contra las paredes en la calle o las  cloacas. 
Y no puedo entender cómo portan orgullosos esas insignias de guerra. Soy el tipo de persona que tampoco puede entender por qué los muertos de hambre se mueren de hambre antes que lanzarse sobre ellos; el no, al cabo, ya lo tienen. De antemano, porque la vida les ha dado una pierna que cojea o una enfermedad que se les come día a día. Y sin embargo se atienen a sus leyes, a sus principios morales, a sus creencias... Pero creedme, los que pueden, acuden a mí sin esperar respuesta en sus sagradas escrituras, sin guardar esperanza de que la ley se haga cumpliry sin que, ni siquiera por un momento, la sola idea de que la solución a sus problemas es el código moral que han establecido.

Eso nunca sucede, yo soy el tipo de persona al que acuden todos aquellos que pueden y no creen en lo que predican, porque antes veréis un caballo bailando que un legislador  haciendo leyes que no le convienen.

Soy el tipo de personas que ha visto gente dando las gracias de todo corazón, incluso cuando sé que algunos de ellos habrán olvidado todo en un par de días.

Del tipo que ha visto a personas clamar por su vida, gritar con el corazón, llorar, reír o clamar venganza.
He corrido por los tejados como una sombra y por las retorcidas callejas como una rata, y he visto personas siguiéndome los talones y fallando, como también he visto personas que han sabido sorprenderme de formas que jamás me hubiese esperado. Y si queréis saber la verdad, todo esto no cambia nada. Soy como soy. Incluso he intentado cambiar, llevar mi forma de ser a algo positivo, pero de nada sirve; he aprendido de los errores, pero eso no me ha hecho distinto. Solo más frío y más desconfiado, porque entiendo que hay muchas cosas que se escapan a mi conocimiento. Pero sigo saltando por los tejados como el señor de la noche y escabulléndome entre los desperdicios de las angostadas bocacalles, como si fuese un pordiosero. Tentando a la suerte, una y otra vez. Vendiéndome al mejor postor, si con eso me diferencio del mar de rostros. Controlando mi vida.

Y a pesar de todo, sigo sin entender cómo funciona todo en esta vida. Sigo sin entender por qué aún funciona todo lo que funciona. Me sorprendo, pero no penséis que me interesa. Lo acepto y lo admito, y vivo con ello. No necesito entender nada, porque al cabo, me asusta entender que hay una razón por la que se promueve la injusticia, la guerra y la diferencia. Porque me asusta que de repente pueda tener sentido ser una de esas personas privadas de sus ideas, de su iniciativa, me asusta dejar de ser una sombra, una rata, una maravilla en la superviviencia absurda, en el azar de la vida.

Al fin y al cabo, acepto la muerte como acepto la vida; a todos nos llegan ambas y no las temo...Pero si temo dejar de ser como soy. Dejar de ser quien soy.

Porque soy ese tipo de persona

Halim Labrador 
Jashad"


Los Ecos de la Venganza
Carlos Garrido

11/08/2012

La promesa del lago: poder

-Necesito más-exigió, más que pidió el hombre, plantado frente al estanque y sosteniendo una hoja platedeada, con el puño engarzado en joyas de todos los colores.

Al principio nada sucedió; se oían las gotas de agua caer desde las estalactitas, se oían los ruiditos traviesos de algún roedor alojado en la cueva, e incluso se oía el chapoteo sutil de algún bichejo en el agua.


Solo tras unos instantes que se le hicieron eternos, la calma del agua del estanque se rompió, y emergió la ninfa, con un rostro entre burlesco y divertido.


-¿Más?-preguntó, sin diligencias.


-Más-se limitó a responder él. Ella le observó con ojos felinos, y al final se aventuró a continuar su exposición- con la espada he retado y liberado al kaudillo del lugar. Ahora el pueblo es libre, pero el desorden campa a sus anchas, y yo solo no puedo hacer frente a todos aquellos que amenazan a las buenas gentes.


-Ya veo-asintió el hada, con seriedad en su rostro- sin embargo, has de entender que ya te he concedido un favor. Si consiento este, la deuda que has contraído conmigo, crecerá. ¿Lo entiendes? Veo que sí; has cambiado desde que viniste a verme por primera vez. Y admito que no esperaba volver a verte, ja. Qué alegrías nos da la vida. Porque te alegras de verme, ¿Verdad? No pongas esa cara, yo también me alegro.


-¿Que quieres más poder? Está bien, lo tendrás. Si estás dispuesto a pagar el precio.


-Dime lo que deseas, y será tuyo.


-Esa es la actitud-respondió el hada complacida, mientras su mirada se volvía más y más felina por momentos-Vuelve a casa, allí te espera todo lo que necesitas.


-¿Y el pago?-respondió el hombre sin titubear. La mujer supo que él se había estado preparando para ese momento


-Lo reclamaré la próxima vez que vuelvas a verme, si es que vuelves. Si no vuelves, puedes considerarlo un regalo.

-Pareces muy segura de que voy a volver-insistió el caballero, desconfiado.


-Volverás-le aseguró ella nuevamente.Al fin y al cabo eres como todos. Como todos los que han pasado antes por aquí, y los que aún, mientras el tiempo lo permita, tengan que pasar. Todos los que prueban el poder, siempre vuelven.


-Yo no soy todos-respondió él, herido en su orgullo-Yo estoy por encima de ellos. De todos ellos-añadió con énfasis-. Busco el bien común, de mi familia y de mis vecinos. He acudido aquí para poder ayudarles a todos ellos, y estaría dispuesto a sacrificarme si fuese necesaro. Eso y no otra cosa es lo que busco.


El hada le estudió durante unos momentos, observándole fijamente, sin pronunciar una sola palabra, como si realmente estuviese meditando sobre algo complicado in extremis.
Asintió, probablemente para sí misma, y finalmente se pronunció ante el hombrecillo que se alzaba ante ella.


-Y sin embargo-objetó, dibujando nuevamente una sonrisa pícara en sus finos labios de hada-, aquí estás. Conmigo, otra vez.


Carlos Garrido

10/26/2012

¿Aún no es suficiente?

Ese sentimiento de calma profunda, de oscuridad, no absoluta, pero cais, y de un silencio que te envuelve y te persigue, que te calma y te inquieta, como la penumbra, que todo lo engulle ante ti y tras tu paso.

El ruido de la lluvia, al principio sutil, después torrencial, y al final, silencioso. El viento, que trae las hojas doradas del otoño, que se caen en una bocanada sobre tí, en plena noche, como un espectáculo reservado. Solo tu en tu burbuja de oscuridad y de silencio. Quizá, solo tú en ese momento, en toda la noche, en tu mundo pequeñito, privado.

Sentir como la ropa se pega a tu cuerpo, como te transmite un frío punzante, pero al tiempo referscante, como aleja la modorra, la pereza.

Sentir la necesidad de correr, de saltar, quizá hasta de volar. ¿No puedes sentirla?

Sentir la libertad, la fuerza propia, y al tiempo, los límites de la soledad; pues nada hay en tu burbuja oscura y silenciosa; nada sino hojas que se caen, solo para tí, porque no hay nadie más.

 Sentir con claridad tu pensamiento, tus emociones y tus necesidades; tus dolores y tus virtudes. Sentir, al cabo, nada más que la lluvia. Una lluvia torrencial y unas hojas que caen, sobre tí, y te empapan, y calan tu cuerpo y te hacen sentir, a cada paso, cuanto llevas puesto. A cada paso,como el agua, lo único que se escucha en ese momento.

Y tus pasos. Pero tu no cuentas, porque al fin y al cabo no hay nadie que te pueda escuchar en tu silencio; al fin y al cabo eres libre, y tus límites son solo los que tu te impongas. ¿Aún no puedes sentirlo? No pasa nada, no todos pueden al principio.

El olor a pan recién hecho, así el frío parece menos duro, incluso cuando sabes que no vas a probar ese pan. Pero, ¿Y si lo hicieras? No se estaría tan frío ni tan mal, pero, no lo haras. Aún así, tampoco se está tan mal. No a todos les gusta la libertad, claro, tampoco a todos les gusta soñar, y seguro que no a todos les gustaría volar. ¿Ya has podido volar? ¿No? Bueno, quizá quede poco, solo céntrate en el olor a pan recién hecho, dentro de nada saldrá el sol, si las nubes se van, y quizá hasta deje de llover. Al fin y al cabo no está tan mal, ni siquiera aunque no vayas a probar ese delicioso pan recién hecho.

Así que, por qué no, corres. No a todos les gusta correr, pero correr libera, como luchar, saltar o volar. Así que sí, corres, y empiezas a sentirlo; en plena noche, y en silencio, en soledad, con todo el mundo a tus pies. Corres y casi hasta vuelas, ¿Quién te podría decir que no? Ya te dije que no hay nadie más. Así que sí, vuelas. Y piensas en lo que has hecho, en lo que podrías haber hecho. Escapas, o incluso luchas con tus temores, con tus miedos y con tus errores. Y mientras tanto solo sientes el frío severo que se pega a tu piel, que te cala los huesos, y la promesa del olor cálido y dulce a pan recién hecho. Ese pan que, como el frío, no te pertenece, porque después te secarás y te pondrás ropa cálida, y todo habrá pasado.

En eso consisten los sueños, ¿No? En que nada necesita sentido; las cosas suceden y ya; y si cometes el error de preguntarte por qué, muchas veces te despiertas, y dejas tu sueño a medias. La clave reside en ese sinsentido, en esa libertad, en ese frío, en ese olor a pan. Ya lo sientes, eso está muy bien.

El sueño, al cabo, no e stan diferente de la vida, porque, asúmelo, la vida, a veces tampoco tiene mucho sentido. No me mires así, ya se que es injusto, después de todo lo que nos hemos esforzado por que las cosas lo tengan decir eso, pero tu lo sabes y yo lo se; la vida, como los sueños, es un sinsentido. Y quizá ahí reside su encanto, en ese pequeño caos que nos rodea; en que esa burbuja de oscuridad impenetrable no es tan impenetrable, y si no, ¿De donde caen esas condenadas hojas?  No me malinterpretes, me gustan, pero no se de donde caen, ni se de donde cae la lluvia, pues no hay nubes en mi burbuja silenciosa y oscura. Seguro que en la tuya tampoco las hay, y te has calado tanto como yo, y sino, al tiempo, que al final es lo de menos, porque a todos nos termina agarrando, pero no importa. ¿Empiezas a entenderme?

Al final, tanto tú como yo, nos despertaremos; y ni habrá llovido, ni habremos probado el pan, ni habremos volado, quizá ni siquiera hayan caído aún las primeras hojas. Pero nosotros lo habremos visto en nuestra pequeña burbuja, en nuestro pequeño sueño. Ya casi lo has entendido.

Al final, tanto tú como yo, habremos contemplado nuestros miedos. Habremos huído, o los habremos enfrentado, pero solo en nuestra pequeña burbuja; quizá nunca haya ocurrido, y sin embargo, ahi está, esa experiencia.

Ese sueño.

¿Lo entiendes? Ahora se que si. Aunque se que quizá aún no crees en el potencial de los sueños, pero un día te despertarás entre sudores, en medio de un caos en que nada tendrá sentido, y no sabrás si ha ocurrido de verdad, o solo en tu pequeña burbuja de oscuridad y silencio, en tu noche soñada.

Y entonces, no solo lo entenderás, sino que creerás en lo que te estoy contando.

En el poder de los sueños.


Carlos garrido

10/03/2012

La promesa del lago: Libertad

El agua del estanque era cristalina y difusa al mismo tiempo; como un espejo, reflejaba la imagen de la bella mujer que se alzaba sobre las aguas y que clavaba su mirada sobre él. Y aunque la imagen ondulaba juguetona, resultaba difícil  discernir, como en muchas situaciones en la vida, la realidad del mero reflejo en el agua.

¿Anhelas el poder? ¿Es esa tu decisión?


La voz de la ninfa era limpia y clara, como el sonido de una campanilla de plata. Sus ojos, celestes como zafiros, embelesaban con solo una mirada. Sus cabellos como hebras de oro caían sobre sus hombros y sus pechos, ondulando, jugueteando, embebidos en agua del estanque, pero aúreos al mismo tiempo. 


No era la mujer más bella que había visto, pero tenía algo especial. Algo que le impedía separar su mirada de la de ella, algo que le hipnotizaba, que hacía que sus pies no respondiesen, que le fallase la respiración.


"Claro que tiene algo especial, ¡Es un hada!" se dijo a sí mismo, disgustado con su comportamiento. Ella le miraba con una expresión casi vacía. En la comisura de sus labios se dibujaba un amago de sonrisa, una sigilosa curvatura. Él recordó lo que siempre decían los libros y las viejas, fuentes de infinito saber: "A las hadas y las Xanas, nada les dieras, pues nada te darán, y con el joven caballero jugarán".


Pero esta era diferente. Él lo podía sentir, no sabía si en su mirada, o en su silencio sepulcral: ni siquiera el goteo del agua se oía en la cueva. Supo que podía confiar en ella, de modo que, como quien rompe una pesada cadena, dio un paso al frente y trató de alzar la voz.


-Así es mi señora, deseo el poder con toda mi alma.


La mujer le miró durante unos segundos y esbozó una sonrisa.


-¿Y para qué, si puedo preguntar, desea un caballero como vos el poder? ¿Para hacer el bien? ¿Para cuidar de su familia, de su pueblo? ¿Para garantizar buena labranza y buen ganado, salud, amor? ¿O quizá para dominarlos a todos, para someterlos al yugo y someterlos a su voluntad?


-Mi señora-musitó el hombre, haciendo esfuerzo y haciendo de tripas corazón. Las piernas le fallaban y la voz apenas le salía de los pulmones. Pero luchó, y continuó hablando- Lo primero que haría, sería liberaros a vos, romped la maldición que os une a este estanque, enseñaros el mundo. A vivir, al fin y al cabo, en libertad, como todo hombre o bestia merece vivir.


El hada lo examinó durante unos instantes. Instantes que al caballero se le hicieron eternos. Ni las piernas ni la voz le fallaban, y de hecho, conforme había hablado, había ido ganando fuerza, creyendo en lo que él mismo decía y dándose al mismo tiempo más convicción. Finalmente, la diminuta boca del hada terminó de dibujar esa sonrisa oculta, sus ojos se afinaron, como los de un felino al acecho, y realizó un rápido movimiento con su mano.


-¿Liberarme?-repitió ella con un tono de difícil interpretación- ¿Para vivir como vosotros, los hombres libres? ¿Para buscar, como vosotros, hombres libres, alguien que os mande? He visto como os matais unos a otros, en nombre de la libertad, para poder derrocar a hombres que os reinan y ganar el derecho a poder escoger a otros hombres que los sustituyan. Son ellos quienes os mandan a derrocar a otros hombres, a mataros al fin y al cabo. ¿Y me ofreces la libertad? -repitió, esta vez con una sonrisa abierta, mientras era víctima de unas fuertes carcajadas- No me hagas reír, ni conocéis la libertad  ni, al cabo, podéis vivir con ella. ¿Y tu me ofreces libertad?-repitió por última vez-Eres incluso más ingenuo de lo que pensé en un principio.


>>Y te aseguro-continuó riendo el hada, mientras desaparecía entre las aguas del estanque, cada vez menos cristalinas-jamás pensé que fueses demasiado brillante, ¿Pero esto? ¡Esto si que no me lo esperaba!-declaró antes de desaparecer del todo en una sonora risotada, que se fue haciendo un eco, cada vez más y más lejano.



-Toma tu deseo -se oyó en un susurro- y ve a llevar  la paz a quien quieras por el mundo

El hombre dudó al principio de su propia vista, pero al acercarse al estanque, haciendo lo indecible por superar su vergüenza y su temor, vislumbró una  hoja plateada con una empuñadura llena de joyas de todos los colores.


-Si consigues algo-resonó de nuevo la vocecilla, lejana, burlona-, vuelve a verme, y te concederé todo lo que desees. Seré tuya, y tendremos todo lo que puedas imaginar, todos lo tendrán, lo que quieras.


>>Mientras tanto toma esa espada. Te habría dado una ramita, porque, al cabo, sé que nunca volverás, y sé que cumpliría el mismo papel. Al menos, la espada podrás venderla cuando hayas descubierto la realidad...Si no mueres en el intento.

Y esas fueron las últimas palabras del hada. O al menos, las últimas que el caballero hubo escuchado.



Carlos Garrido

9/28/2012

Y nunca digas nunca

"Recuerda siempre lo que quieres, y nunca olvides lo que hiciste.
Que el siempre y el nunca son absolutos,
 que los absolutos no existen.

Recuerda, mientras puedas,que eres lo que eres por lo que aprendiste"

Carlos Garrido


9/24/2012

Fragmento

"Aún recuerdo la encrucijada de aquel despoblado. Había dormido en Daelleth o Kaelleth, o algún lugar de mala muerte con un nombre similar. En cierto modo, aquel día fue un poco como una prueba más de la realidad que nos envuelve, de lo bien que se entremezcla la realidad con los los elementos de las historias, como los caballeros y los dragones, la justicia  y el bien. Era un asentamiento en el sur, cerca de un cenagal, así que había humedad. Humedad y un calor asfixiante. Tampoco se puede decir que los efluvios asulfurados oliesen bien, de forma quería largarme de aquel lugar, y así lo dispuse después de haber terminado el trabajo. Pero olvidé que a veces, surgen héroes. Incluso entre los más bajos estamentos. Como en las historias, cuando un dragón aparece grande, majestuoso, imponente, siempre surgen de entre la nada diversos personajes dispuestos a acabar con su existencia, en la realidad también surgen héroes del anonimato cuando el oportunismo les parece conferir una oportunidad. Incluso si el dragón no ha dañado a nadie, su cabeza sigue valiendo un nombre y un título.

En una ocasión traté de explicarle a los norteños, aquellos que aquí llaman "salvajes", que lo que ellos consideran una forma de obrar justa, noble y heroica, en estas tierras, te puede traer, a lo más, una daga en la espalda mientras duermes,una flecha por la espalda o un sablazo en una encrucijada. De la misma forma que aquí no entenderían su concepto del honor o de la justicia, ellos no entendieron mi perspectiva.


Y sin embargo, olvidé los peligros de presentarse como un cazarrecompensas exitoso en una posada de mala muerte de un pueblo de mala muerte, llena de lugareños. Al fin y al cabo, lugareños de mala muerte. Olvidé que incluso en esas situaciones surgen héroes del anonimato, dispuestos a jugarse la vida por cazar una cabeza que promete fortuna, prestigio y respeto.


Por supuesto, lo que a día de hoy puedo decir que he sacado en claro de aquella situación, es que quien ignora las advertencias del destino y quien, contra todo pronóstico se lanza a cometer heroicidades a todas vistas por encima de su capacidad, independientemente de lo que busque, no hallará sino un fracaso estrepitoso.


Ya que, al fin y al cabo, hasta el más manso de los dragones resulta inclemente cuando se ve amenazado. Hasta los niños chicos lo saben; es por mala fortuna que a veces olvidamos cosas concretas en el momento concreto, y terminamos corriendo contra las fauces del dragón sin tener, a todo esto, un argumento que justifique nuestra carga o una razón para pensar que podría tener éxito.


Y por supuesto, al final el dragón brama, lucha y ruge. Al final el dragón siempre ruge"



Carlos Garrido

8/23/2012

La niña y la bruja ( Fragmento:LEDLV)

“La verdad es poética, el bien es subjetivo, y el sentido común está falseado;lo único que ha permanecido intacto es la estupidez. El orgullo ha cegado a los poderosos y la pobreza ha tullido a los humildes. Y, mientras tanto, nuestra sociedad,nuestro mundo, naufraga en una espiral de degeneración profunda.

 Entiendo que ningún fin justifica mis medios y se que,si el infierno existe, será allí donde volvamos a encontrarnos. No te equivoques, siempre lo he sabido; no me arrepiento de mis actos. Ni siquiera de aquellos que fueron errores. Al fin y al cabo, a mi me educaron para actuar, no para quedarme mirando de brazos cruzados.

 Todos mis triunfos y mis errores han sido actos necesarios, tratando de buscar un bien mayor. No espero que dejen de mirarme como si fuese una vulgar asesina, porque nada borrará las vidas que han caído por mi mano.

 Solo espero que quizá unos pocos puedan comprender mis actos. Que alguien continúe nuestro legado cuando yo me haya ido. Porque al fin y al cabo, somos un mal necesario; si no lo hacemos nosotros, no lo hará nadie"

Khaelara Dl Khal'Ashamaid"


Carlos Garrido
Los Ecos de la Venganza

8/10/2012

Dama Luna

Quiebra la noche, sosiega la tormenta,
olvida el sol y cabalga a las estrellas,
acoge a la luna y olvida la tierra.

Observa, piensa, mira y desea,
observa, inventa, extraña y crea,
pues extrañar es perder,
y algo ha de ganar
quien pierde, algo ha de idear
quien algo cree.

Pues creer es dar, y dar es tener,
y quien algo tiene, lo puede perder,
¿Por qué sino, amar?
¿Por qué,sino, creer?
¿Por qué asumir lo que no se puede ver?

Olvida ahora, respira, alza tu mirada,
en medio de la noche, tan solo eso: nada.

Olvida ahora y respira, no pienses, no vivas,
Vive ahora y olvida, no respires, no gimas;
te cuentas ahora entre aquellos que olvidan.

Y en el cielo negro, tu mirada se ilumina.

Baja tu mirada, recuerda, respira.
¿Dime, qué es lo que sientes, querida?
Dime qué es lo que deseas, se concisa,
piensa lo que quieres y créalo tu misma,
dame la mano y volemos, sintamos la brisa.

Olvida lo aprendido y libera tu sonrisa,
corre, destierra lo acogido, aprisa.
Solamente ven.
Ven conmigo,y seamos de mentira,
que nos acune la luna,
que soñemos lo vivido,
perdernos en la bruma.

Ven conmigo, y hagamos tonterías,
que nos sientas solo una,
que nos pierdan los delirios,
que no sepas si estás o no conmigo,
que nos meza la laguna,
que bailemos como niños,
que te robe tu cintura,
y nos perdamos en el ritmo
y olvidemos la cordura.

Y, al final, cuando hayamos terminado,
contemplar tu amanecer,
ya privado de amargura,
contemplar tu renacer,
gozar de tu textura...
Robarte una mirada...

Y reencontrarme con la Luna.
Carlos garrido


7/13/2012

Poema en servilleta

"Basta ya de excusas inmorales,
basta  de tonterías triviales,
ven, volemos con las aves tropicales,
y bailemos, y seamos animales"


6/20/2012

"Y así, contruirás tu camino"

"Mirarás al pasado, y llorarás. No necesariamente de tristeza, pero habrás de llorar, para conservar tu humanidad.

Mira a tu alrededor, piensa en el presente, y mantente templado: observarás que tal concepto no existe, no más allá de un acto efímero, y en un abrir y cerrar de ojos, aquello que aún no había sucedido ya formará parte de tu pasado. Piensa, muévete, improvisa. Jamás dejes de moverte.

Finalmente, mirarás más allá de tu horizonte, al futuro. Y no verás nada entre la niebla del rocío. Y sonreirás, porque sabrás que depende de tí lo que haya al otro lado de la niebla. Porque sabrás que serás tu quien se construyas su camino.

Jamás dejes de moverte."

6/19/2012

Pues no soy poeta

Por más que la gente si ve dos basuras rimadas se empeñe en decir que es poesía. NO! Es algo que rima, y ya.

Yo ahora mismo puedo hacer "literatura con ritmo y rima" probablemente mejor de la que he hecho hasta la fecha, a pesar de que actualmente escribo poco, y lo poco que escribo es casi en su totalidad prosa. Prosa, pura, y dura. Sin rima, ni ritmo, ni pollas.

Ahora bien, que puedo hacer (llamémoslo así, por llamarlo de alguna manera) "Pseudopoesía", si que puedo, y de hecho, como he dicho, la hago bastante más bonita de la que he hecho en otras etapas donde escribía con más frecuencia.

¿La diferencia? Para mí, la poesía se supone que es algo que sale de dentro, algo que, en un sentido más o menos estricto, está de algún modo relacionado con algo que sientes. Yo puedo hacer "poemas" sobre bastantes cosas, pero he de decir que quizá esta "amplitud de gama" se debe a que lo que yo haré no será poesía, sino literatura con ritmo y rima, pero sacado de la manga como me puedo sacar un "por el culo te la hinco" si me dices que son las cinco. Rima, pero creo que todos estaremos de acuerdo en que NO es poesía.

Pues bien, dejando eso claro, creo que realmente esta capacidad para discernir un fin de otro igual por el medio que se ha conseguido (obviando que ambos medios son diferentes), es altamente extrapolable a muchas, muchas otras cosas del día a día.


O como dice el dicho popoular, "No es oro todo lo que reluce". Que si lo leemos así nos quedamos tan anchos y pensamos "aha aha, cuánta razón" pero no nos queda nada claro lo que se supone que tiene que transmitirnos.

Se trata solo de rizar el rizo, esta entrada no persigue ningún otro fin que el de restaros unos 80 segundos de vida (para los que leáis rápido menos, y si pensáis rápido o poco, menos aún) y a cambio marearos un poco, para que no se nos oxiden las seseras, que a día de hoy nunca viene mal.

Otro día hablamos de los pros y contras pragmáticos y morales de tener la cabeza frita frente a ser una persona razonable y crítica; saludos!

5/17/2012

Prólogo: La Mirada del Cuervo


"Es complicado establecer con exactitud cuándo comenzó todo. Las bases, los primeros recuerdos firmes que mantengo, son las sagradas enseñanzas de mi pueblo. Ghal'Mhan, como se autoproclamaron, quizá en un alarde de soberbia. Portadores de la vida.

Tradicionalmente, nuestra llegada al mundo fue inmediatamente posterior al  primer nacimiento; la primera raza. Ellos habían sido bendecidos con el don de la vida. Tenían la capacidad y el tiempo para aprender y para perfeccionar sus creaciones.

Nosotros, por nuestra parte, obtuvimos el don de dar forma al mundo, de moldear.

Nosotros fuimos los encargados de cuidar de los hijos de los dioses. A todos efectos, nosotros éramos su protección, su compañía y, en cierto modo, la herramienta para cumplir su voluntad.

Nosotros veíamos el mundo como un basto espacio virgen con infinitas posibilidades. Unidos a nuestros ahijados, podíamos levantar las entrañas de la tierra en formas de indecible belleza.

Unidos, construimos un mundo hermoso, con la capacidad de acoger y complacer no solo a los primeros, sino a las razas que de ellos iban surgiendo. En aquellos momentos no tenía sentido hablar del tiempo. A nadie se le habría ocurrido establecer una medida o un registro de cuantas veces amanecía o anochecía. Eran momentos de prosperidad, todo el mundo tenía su lugar y su función. Algunos de los conceptos que hoy en día utilizamos con normalidad era, por aquel entonces, demasiado abstractos para poder ser concebidos. Demasiado lejanos.

Sin embargo, el mundo, como todo, era finito. Pronto, o así se nos antojó a nosotros, seres inmortales, todo estuvo terminado. Nuestra labor dejó de existir. Todo lo que era necesario ya estaba hecho, y cada vez menos se erigían estructuras por su belleza. No tardamos en quedar relegados a un plano apartado de todo lo demás. Se podría llegar a decir que, en cierto modo, desaparecimos de la vida, y pasamos a formar parte de la historia, de la tradición, o incluso, de la leyenda.

Nuestro pueblo se retiró al lugar en el que, según se decía, los primeros de nosotros habían pisado el mundo. Allí establecimos nuestra morada. Tan cerca y tan lejos de todo. Así, finalmente dejamos de formar parte de todo aquello que formaba parte de algo vivo.
Quizá aquella fue la primera pista de lo equivocado que había sido el nombre que mi pueblo se había dado.
Sin embargo, no llegamos a ser olvidados del todo. En ocasiones puntuales, era requerida nuestra presencia para poner fin a alguna disputa o para evitar algún enfrentamiento masivo.

Así pasamos de ser artistas consagrados a la vida, a ser embajadores, guardianes, guerreros.
Al fin y al cabo, a ser lo contrario de lo que abogábamos.

Mi juventud, medida en la escala humana, transcurrió mucho, mucho más tarde de todo lo narrado.

Me gustaría dejar constancia de que fue una juventud rica en experiencias, en compañía y en amor. Sin embargo, existen dos razones por las que no puedo hacerlo.
La primera, es que, en mi tiempo, ninguna de estas cosas tenía una importancia reseñable en nuestra sociedad. Los jóvenes eramos adiestrados para cumplir a la perfección con la misión que se nos asignase. De hecho, en ello consistía la juventud. Los jóvenes dejábamos de serlo cuando habíamos completado nuestro entrenamiento y se nos asignaba alguna labor.
Por ello no tuve demasiado amor, ni experiencias ricas, ni compañeros. Y de lo poco que he tenido, a día de hoy, solo conservo un recuerdo. Una prueba fehaciente de que las pocas cosas buenas que quedan en mi sucedieron de verdad. De mi cuello, de mi piel descarnada, cuelga una sencilla joya. Un regalo. Algo tan inusual entre nosotros que en ocasiones me he replanteado si realmente existía, si todo lo que ello implica había llegado a suceder de verdad, o si realmente ha sido un producto de mi necesidad. De esa necesidad de creer que, tras la tormenta, siempre hay una calma. De que los actos justos serán recompensados más adelante.

De que el mundo que nosotros mismos hemos construido, al fin y al cabo, no sea tan injusto e implacable como parece."

Carlos Garrido