Hoy os traigo una receta que me han pedido y que es un fantástico primer plato, ya que es muy sano y se puede utilizar para mezclar con otros platos (arroz, huevo, carne o lentejas). A mí personalmente me encanta, pese a que no me gusta nada el tomate natural (en crudo, enselada o semejante), así que diría que incluso es una buena forma de tomar tomate para aquellos a los que no les guste. Ingredientes:- 1 cebolla grande y 2 dientes de ajo por cada dos kilos de tomate, o una pequeña y un diente por cada kilo.
- Tomate kumato (cantidad al gusto)
- Sal
- Pimienta
- Orégano
- Hierbas al gusto
- Una cucharadita de azúcar
Dificultad: 3/5 Más costoso que difícil, pero al fin y al cabo infinitamente más elaborado que lo usual por aquí.Valor nutricional: Muy sano (bajo calórico y protéico, alto en fibra, vitamina C y carotenos, que funcionan como antioxidante)
Preparación: Se pica una cebolla y se pone junto a dos dientes de ajo a dorar en aceite. Mientras se dora, se lavan los tomates en una fuente de vidrio grande, se trocean y se añaden junto con la cebolla dorada a una cazuela. Se dejan hacer al fuego (más o menos lento), se añade sal pimienta, orégano y otras hierbas al gusto (tomillo, albahaca...). Se pasa por la batidora y luego por el pasapuré para evitar que queden pieles. Se puede pasar una o dos veces para asegurar, y se añade también una o media cucharada de azucar para compensar la posible acidez del tomate.
Diré que a algunas personas les gusta añadir pimienta antes de tomarlo, y yo personalmente le añado algo de orégano en su lugar, a pesar de llevar tanto lo uno como lo otro en su preparación. Cada uno debería probar añadiendo lo que más le guste o incluso sin añadir nada; en la variedad está el gusto : )
Un saludo y gracias por leer :3
-No pareces demasiado objetiva -le reprendió el aprendiz de mago.
-Y no lo soy. La magia es antinatural a las razas caducas, como lo somos los humanos. La naturaleza humana es el desarrollo de la especie, el conocimiento de un indivíduo que pasa de mano en mano, del más mayor al más joven, para que continúe su legado. La magia pertenece a los seres longevos, quienes pueden ahondar en sus complejidades sin tener que pensar en un relevo, pensando únicamente en cuán lejos pueden llegar ellos mismos. Y te diré más -añadió la asesina-. La magia ha sido desbancada, no pongas esa cara, es la verdad. Aún no te has dado cuenta, pero lo harás. Hoy en día cada rey, cada duque y cada terrateniente mediocre tiene su propio mago para hacerse sus apaños, para echar maldiciones y seducir doncellas con sus artes, y bien está. Pero un mago cuesta un ojo de la cara, la única razón por la que la gente los acoge es porque no hay otro que haga lo que pueden hacer ellos, pero mira a tu alrededor: el mundo cambia. La ciencia avanza, y dentro de unos años cualquier hijo de vecino podrá leer un libro sobre cómo se construye un arma casero o cómo se elabora un veneno con productos corrientes, y la gente dejará de necesitar magos para fertilizar la tierra y envenenar a sus suegras. El mundo se llenará de personas dispuestas a hacer lo que haga el de al lado, pero más barato, y la magia quedará relegada a un plano cercano a la extinción.
-Los magos nunca nos iremos -se defendió el chico.
-Quizá. O quizá no. En algunas partes del mundo sereis olvidados, y los pocos practicantes que queden harán poco y menos por llamar la atención, si así consiguen continuar tranquilos. En muchas otras, cuando la gente domine los problemas mundanos, cargarán contra vosotros, porque pese a todo, sois diferentes, incluso algunos pensarán que sois mejores. Y ya sabes cómo es la naturaleza humana. Los mediocres cargarán contra todo aquel que sea diferente, mejor o incluso poco parecido a ellos. Incluso cargarán contra sí mismos si alguien disiente de la opinión general. ¿Y entonces qué?
-Dímelo tú.
-Cuando hayan acabado con los magos, habrá paz. Hasta que la ciencia sea minoritaria. Entonces cargarán contra ella. Y así hasta que todos sean iguales.
-¿Esa crees que es la naturaleza del ser humano?
-Esa y no otra -afirmó la asesina con convicción- dime sino cuándo fue la última vez que viste cómo se elogiaba y ensalzaba a lo diferente. Dime si en las guerras y los genocidios se ensalza lo que no es como uno mismo, y dime sino por qué tanto interés en emular los efectos que vosotros habéis cultivado e investigado con tanto esfuerzo.
El aprendiz de mago boqueó aceleradamente, pero no dijo nada. Le dio la espalda a la joven, paseó nervioso por la habitación, atento únicamente a las carcomidas tablas de madera que crujían bajo sus pies.
-Khae -le espetó al rato- ¿Alguna vez has pensado que el ser humano pueda no ser exactamente como tú lo ves?
La chica le miró con una sonrisa retorcida y él supo inmediatamente cuál iba a ser la respuesta.
Los Ecos de la Venganza
Carlos Garrido
